Catedral de Notre Dame

La Catedral de Notre-Dame de París (Cathédrale Notre-Dame), situada en el IV distrito, es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico, se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el año 1345. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre Notre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, Francia, la cual está rodeada por las aguas del río Sena.


La catedral surge íntimamente ligada a la idea del esplendor gótico, a efecto claro de las necesidades y aspiraciones de la sociedad de la época, a un nuevo enfoque de la catedral como edificio de contacto y ascenso espiritual. La arquitectura gótica es un instrumento poderoso en el seno de una sociedad que ve, en el inicio del siglo XI, transformarse la vida urbana a un ritmo acelerado. La ciudad resurge con una extrema importancia en el campo político, en el campo económico (espejo de las crecientes relaciones comerciales), ascendiendo también, por su lado, la burguesía adinerada y la influencia del clero urbano.


El resultado de esto es una sustitución también de las necesidades de construcción religiosa fuera de las ciudades, en las comunidades monárquicas rurales, por el nuevo símbolo de la prosperidad urbana, la catedral gótica. Y como repuesta a la búsqueda de una nueva dignidad creciente en el seno de Francia, surge la Catedral de Nôtre-Dame de París.


Destaca particularmente su magnífico órgano Cavaille-Coll, siendo la plaza de organista titular de Notre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista. Esta plaza fue ocupada por el genial organista y compositor francés Louis Vierne entre los años 1900 y 1937, época que se recuerda como la del mayor esplendor de la Catedral como centro artístico y musical.


El proceso de construcción y reformas posteriores

Pese a la poca calidad constructiva del subsuelo, esta ubicación posee un sólido historial dedicado al culto religioso. Los celtas habían celebrado aquí sus ceremonias donde, más tarde, los romanos erigirían un templo de devoción al dios Júpiter. También en este local existió la primera iglesia cristiana en París, la Basílica de Saint-Etienne, proyectada por Childeberto I alrededor del 528 d. C. En sustitución de esta obra surge una iglesia románica que permanecerá hasta 1163, cuando comienza la construcción de la catedral actual.

Ya en 1160, y en resultado del ascenso centralizador de París, el Obispo Maurice de Sully considera la presente iglesia (de San Esteban) poco digna de los nuevos valores y la manda demoler. El gótico inicial, con sus innovaciones técnicas que permiten formas hasta entonces imposibles, es la respuesta a la demanda de un nuevo concepto de prestigio en el dominio citadino. Durante el reinado de Luis VII, y bajo su apoyo, este proyecto es bendecido financieramente por todas las clases sociales con interés en la creación del símbolo de su nuevo poder. Así, y teniendo en cuenta la grandeza del proyecto, el programa siguió velozmente y sin interrupciones que pudieran ocurrir por falta de medios económicos (algo común, en la época, en construcciones de gran envergadura).


La construcción se inicia en 1163 reflejando algunos trazos conductores de la abadía de Saint Denis, subsistiendo aún dudas en cuanto a la identidad de quien habría «colocado» la primera piedra, el Obispo Maurice de Sully o el Papa Alejandro III. A lo largo del proceso (la construcción, incluyendo modificaciones, duró hasta mediados del siglo XIV) fueron varios los arquitectos que participaron en el proyecto, esclareciendo este factor las diferencias estilísticas presentes en el edificio.

En 1182 el coro ya prestaba servicios religiosos y, durante la transición entre los siglos, está la nave terminada. Al inicio del siglo XIII arrancan las obras de la fachada oeste con sus dos torres, extendiéndose a mediados del mismo siglo. Los brazos del transepto (de orientación norte-sur) son trabajados de 1250 a 1267 con supervisión de Jean de Chelles y Pierre de Montreuil. Simultáneamente se levantan otras catedrales a su alrededor en un estilo más avanzado dentro del gótico; la Catedral de Chartres, la Catedral de Reims y la Catedral de Amiens.

La catedral fue restaurada por Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus (1846), aunque Lassus muere y Viollet toma el mando. Entre las modificaciones que se hicieron están: la inserción de gabletes en las ventanas, el rosetón sur es inventado por él, cambia la piedra de los arbotantes por piedra nueva, reconstruye todas las capillas interiores y altares, en la fachada, coloca estatuas nuevas en la Galería de los Reyes y como faltan algunas cabezas en estatuas las copia de catedrales cercanas (incluso hay algunas que son retrato de Viollet). Además de todo esto planeó un aislamiento de la catedral arrasando con todos los edificios de los alrededores.

Funciones de la catedral

La catedral fue, a finales del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, escenario de alteraciones sustanciales principalmente en la zona este, en la que túmulos y vidrieras fueron destruidas para sustituir por elementos más al gusto del estilo artístico de la época, el Barroco. Así, entre 1630 y 1707, el gremio de orfebres de París encargó un cuadro al año, a artistas como Laurent de La Hyre y Sébastien Bourdon. Se reunieron 77 pinturas de gran formato, que luego se dispersaron. En fecha más reciente, regresó al templo una docena de dichas obras.


En 1793, durante la Revolución francesa y bajo el culto a la razón, más elementos de la catedral fueron destruidos y muchos de sus tesoros robados, acabando el espacio en sí por servir de almacén para alimentos.


Con el florecer de la época romántica, la catedral se ve con otros ojos y la filosofía se vuelca hacia el pasado, enalteciendo y mistificando en un aura poética y etérea la historia de otras épocas y su expresión artística.


Bajo esta nueva luz del pensamiento se inicia un programa de restauración de la catedral en 1844, liderado por los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus, que se extendió por veintitrés años.
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En 1871, con el corto ascenso de la Comuna de París, la catedral se vuelve nuevamente telón de fondo a las turbulencias sociales, durante las cuales se cree haber sido casi incendiada.


En 1965, como consecuencia de excavaciones para la construcción de un parking subterráneo en la plaza de la catedral, fueron descubiertas catacumbas que revelaron ruinas romanas, de la catedral merovingia del siglo VI y de habitaciones medievales. Ya más próximo a la actualidad, en 1991, fue iniciado otro proyecto de restauración y mantenimiento de la catedral que fue previsto para que durase diez años.


La literatura y la fama

Durante el espíritu del Romanticismo, Víctor Hugo, escribió, en 1831, el romance Nuestra Señora de París. Situando los acontecimientos en la catedral durante la Edad Media, la historia trata de Quasimodo, que se enamora de una gitana de nombre Esmeralda. La ilustración poética del monumento abre puertas a un nuevo deseo de conocimiento de la arquitectura del pasado y, principalmente, de la Catedral de Notre-Dame de París.

"Y la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras en continua floración; otra sombra que la del follaje de piedra siempre en ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones; otras montañas que las colosales torres de la iglesia; u otros océanos que París rugiendo bajo sus pies."

Víctor Hugo, Nuestra Señora de París, 1831.



Momentos importantes en la catedral

* 1431 — Coronación de Enrique VI de Inglaterra durante la Guerra de los Cien Años.
* 1804 — Coronación, el 2 de diciembre de Napoleón Bonaparte, emperador de Francia y su mujer Josefina de Beauharnais, emperatriz, en presencia del Papa Pío VII.
* 1900 — El organista y compositor francés Louis Vierne gana la plaza de organista titular tras una dura competición contra los 500 mejores organistas de su época.
* 1909 — Beatificación de Juana de Arco.
* 1937 — Fallece Louis Vierne durante la interpretación de su recital de órgano número 1750.
* 1980 — El Papa Juan Pablo II celebra misa en la plaza Parvis.

La Catedral

Existe aún en esta catedral una dualidad de influencias estilísticas: por un lado, reminiscencias del románico normando, con su fuerte y compacta unidad, por otro lado, el ya innovador aprovechamiento de las evoluciones arquitectónicas del gótico, que confieren al edificio una ligereza y aparente facilidad en la construcción vertical y en el soporte del peso de su estructura (siendo el esqueleto de soporte estructural visible sólo desde el exterior).

La planta está demarcada por la formación en cruz romana orientada a Occidente, de eje longitudinal acentuado, y no es perceptible desde el exterior. La cruz está «incrustada» en el edificio, envuelta por un doble deambulatorio, que circula por el coro en la cabecera (al este) y se prolonga paralelamente a la nave, dando lugar, así, a cuatro naves laterales.



La fachada occidental

Ésta es la fachada principal y no sólo la de mayor impacto y monumentalidad, también la de mayor popularidad.


Se puede establecer una afinidad en la composición y trazos generales con la fachada de la abadía de Saint-Denis, una derivación de la fachada del románico normando.


La fachada presenta un conjunto proporcional, una orden de trazado coherente, de construcción racional, reduciendo sus elementos a lo esencial, no siendo, tal vez por eso, influenciada por otros arquitectos contemporáneos del gótico. Aquí se optó por una pared «plástica» que interconecta todos sus elementos y pasa a integrar también la escultura en lugares predefinidos, evitando que crezca espontánea y aleatoriamente como ocurría en el románico.
Quimeras en la fachada de la Catedral de Notre-Dame.


La fachada presenta tres niveles horizontales y está dividida en tres zonas verticales por los contrafuertes ligeramente prominentes que unen en verticalidad los dos pisos inferiores y refuerzan los picos de las dos torres.


Las torres tienen 69 metros de altura. La torre sur contiene la famosa campana Emmanuel. Puede visitarse, pasando por la galería de las quimeras.

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