La Cumbre 1


El turista que ingresa en esta localidad, más que un espectador es un protagonista de su paisaje.


Sus tradiciones reflejan la pasión de sus primeros inmigrantes: los ingleses, que llegaron con el ferrocarril, y el trabajo mancomunado de una población por acrecentar y sostener servicios e infraestructuras modernas, rodeadas de una naturaleza plena que permite el goce y el esparcimiento en un lugar incontaminado.



El golf fue el deporte que le dio marco durante los últimos setenta y nueve años; se sumarían con el tiempo actividades como el aladeltismo, parapente, montañismo, entre otras modalidades que convocan a la adrenalina en la aventura.
No por ello desechó las tranquilas cabalgatas, algunas a la luz de la luna, o el solaz de las caminatas que permiten observar una amplitud de especies vegetales en las quebradas y el faldeo de las sierras, acompañados por el trino de los pájaros y cielos límpidos de celeste profundo.
Así es La Cumbre de comienzos de siglo XXI, detenida en el tiempo en cuanto a su belleza, tranquilidad y seguridad y avanzando presurosa en el globalizado mundo de los servicios.




































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