Iberá, Corrientes: la vida en los Esteros

Hay un nuevo acceso por el Portal Carambola, al que se llega desde la localidad de Concepción, ubicada a 190 km de Corrientes capital, que permite conocer la cultura del Iberá.


Bajo  este  sol  hermoso  y  apabullante, el agua fresca es un remanso. Una garza mora nos mira pasar mientras una jacana (ave pequeña de patas con dedos largos y delgadísimos) camina sobre las plantas acuáticas casi sin rozarlas.  Estamos cerca del Parque Provincial Iberá, un área protegida correntina de 482.000 hectáreas que alberga fauna y flora nativa en excelente estado de conservación, ideal para el turista que tiene ganas de encontrarse de cerca no solo con carpinchos y yacarés ,  sino también con venados , osos hormigueros, plantas, aromas y un paisaje único y agreste.
Nuestro guía se llama o le dicen Chopé y pertenece a una de esas pocas familias que todavía viven “estero adentro”. Su profundo conocimiento del terreno lo ha convertido en un guía excelente, ya que además de contarnos  lo que vamos viendo (y de hacer largos silencios) es el encargado de llevarnos en esta canoa tirada por un caballo. Sí, han leído bien: un caballo nos lleva al estilo trineo (por decirlo de algún modo), al paso cuando es playo y nadando cuando las aguas son más profundas;  si  se tienen ganas de más aventura, basta zambullirse, agarrarse de las crines y dejarse llevar.  Pero no termina en esto nuestra experiencia en el estero ya que la propuesta consiste, también, en conocer las costumbres de la gente que vive en la zona.
Bellos durmientes   
Alicia, la esposa de Chopé, nos recibe con una sonrisa y una fuente de tortilla (harina, grasa, sal… ¡adictiva!) en el comedor de su casa,  que está afuera,  en el  patio.  Es que la casa correntina tradicional (sobre todo rural) se caracteriza por ser más bien pequeña en su interior  pero con un gran patio de tierra que funciona como lugar de reunión, de mateadas y de comidas, una clara herencia de las aldeas guaraníes. Además del guiso de pollo a la olla de hierro, Alicia también ha preparado una ensalada porque “a los turistas les gusta” y así, entre charla y silencios (hay mucho silencio en los esteros) nos cuenta cómo se desarrolla la vida diaria y el trabajo que dan los animales.
Pero la sobremesa no es larga: Chopé nos arrea nuevamente a la canoa porque tenemos que llegar hasta el Refugió Timbó. ¿Qué nos espera allí? Una propuesta gloriosa después de tanta comida y calor: dormir la siesta en unos catres co-mo-dí-si-mos bajo un árbol o adentro del refugio construido con el estilo tradicional de paredes de piri (pastos altos nativos) con techo de paja. El que no quiere dormir puede volar con la mente. O caminar. O sacar fotos. O quedarse quieto escuchando los sonidos del agua. Después, todos a tomar mate bajo el timbó que le da nombre al refugio.
Bienvenidos a Concepción   
Concepción del Yaguareté Corá es un pueblo fundado hace más de dos siglos y con un privilegiado acceso al Iberá (el centro está apenas 35 km de donde nos embarcamos para nuestra travesía por los esteros). Además, desde hace unos años ha apostado al desarrollo turístico ofreciendo servicios al visitante y un circuito de museos de alto nivel. Quizás el más curioso sea el de La Pilarcita, un museo infantil, muy colorido y deliciosamente organizado, donde  las protagonistas son las muñecas y los cuentos que se pueden escuchar in situ. Sus primeras palabras sintetizan el espíritu del lugar: “Bienvenidos al universo de la belleza y la imaginación”.



Nota publicada en la edición 513 de Weekend, junio de 2015. 

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