La Trochita, un viaje en el tiempo
El Viejo Expreso Patagónico es un verdadero museo rodante. El humo blanco, la calefacción a leña y los paisajes nevados la convierten en una excursión ideal para el invierno.
por Vanesa López
por Vanesa López
Para quienes pasan por Esquel, en Chubut, es una visita obligada. Y son muchos los que, desde distintos destinos, se acercan para experimentarlo. El Viejo Expreso Patagónico, más conocido como "La Trochita", es uno de los trenes de trocha angosta más antiguos del mundo y nos invita a hacer un viaje en el tiempo.
La experiencia arranca antes de subirse. Conviene llegar temprano para ver el acoplamiento de los vagones y su despliegue de humo blanco que inunda el cielo. Una vez arriba, llega un anuncio interesante: se puede degustar chocolate caliente y tortas caseras.
"La trocha es la distancia que hay entre riel y riel, y en este caso es de solo 75 centímetros. Por eso es tan pequeña", nos explica la guía Daniela Crespi. "Las máquinas consumen 100 litros de agua por cada kilómetro que recorren", agrega.
Otra característica es la calefacción a leña. Cada vagón tiene una salamandra que nos ayuda a pasar el viaje calentitos, mientras saludamos a través de la ventana al paisaje teñido de blanco.
Si se puede elegir ubicación, conviene el coche Nº 1125: es el único original que queda. Además, como está en el medio, permite sacar la foto "obligada" tanto a la ida como a la vuelta. Cuando la guía dice “¡ya!” asomamos la cámara por la ventana y podemos retratar la parte delantera del tren mientras sigue una curva.
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