Guía para disfrutar del Delta

Si bien todo el año es bueno para visitar las islas formadas por el depósito aluvial del río Paraná que se encuentran en los partidos de San Fernando, Tigre y Escobar, marzo y abril constituyen una de las mejores épocas porque el calor disminuye notablemente en relación con diciembre, enero y febrero, y con él se van también los molestos mosquitos. Los días aún siguen siendo largos: entre el alba y el ocaso median unas 11 horas y 43 minutos y 13 horas y 50 minutos. Suficiente tiempo para hacer muchas cosas. ¿Pero cuáles?





Durante años, el Delta solo era destino de aventureros, acampantes, pescadores de medianos recursos o simplemente gente que buscaba descansar unos días sin muchas pretensiones más que contemplar otro paisaje. Últimamente, el panorama es mucho más completo: sin abandonar a sus cultores tradicionales, ha sumado otras prácticas, como cabalgatas, trekking, bicicleteadas, deportes acuáticos, avistaje de aves y excursiones culturales (museos, clubes isleños, etc.).
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De un tiempo a esta parte se ha ampliado notablemente el espectro de los alojamientos, que va desde cabañas sencillas y campings, hasta lujosos establecimientos con jacuzzi, spa o piscina climatizada. Otra opción es el alquiler de una casa sin servicios.
La falta de comodidades ya no es una excusa para pernoctar en las islas. Para solo dormir y desayunar, los costos arrancan desde $ 700 por persona en hoteles y desde $ 450 en cabañas (baja en las casas que se alquilan directamente a sus dueños), siempre por persona.


La gastronomía también avanzó de la mano de la calidad de los alojamientos. Varios cuentan con cocina propia, algunos con especialidades y también existen restaurantes. En un establecimiento del Delta se puede comer por alrededor de $ 70 por persona, digamos entre 50 y 100 (los servicios característicos de un restaurante promedio del Delta tienen el mismo costo que en la ciudad).
Hemos escogido en este informe un buen número de opciones para el turista, poniendo la mirada en puntos a los que se llega por agua, tanto en lanchas colectivas como taxis o propias. La mayor concentración de las dos primeras se encuentra en la terminal fluvial Sarmiento de Tigre. Dos líneas de trenes la comunican con Olivos (estación Maipú del Tren de la Costa) y Buenos Aires (estación Retiro de TBA).
Un remís desde el centro porteño a Tigre cuesta entre $ 120 y 140. La empresa Sturla Viajes posee servicios regulares de lanchas de pasajeros a San Fernando, San Isidro, Olivos y Puerto Madero durante los días hábiles (horarios en www.sturlaviajes.com.ar).


Tomar una lancha colectiva es una experiencia que vale la pena, aunque no tenga la ductilidad de una embarcación alquilada o propia. Un consejo: llegar cinco minutos antes, porque suele ser uno de los transportes más puntuales de nuestro país. El pasaje ida y vuelta ronda entre $ 25 y 60 por persona, dependiendo del destino. Para tener una idea: al Paraná Miní y Canal 4 cuesta $ 54. Al primer tramo del Carapachay, $ 26,50.
Si se escoge viajar en lancha colectiva, también se podrá gozar de las excursiones que realizan diferentes embarcaciones. Son viajes en círculo que retornan al punto de partida luego de recorrer un itinerario determinado. Se trata de lanchas colectivas y catamaranes, por lo general, aunque también existen algunos barcos o yates con excelentes comodidades, en los que pueden pasarse uno o más días a bordo conociendo diferentes puntos del intrincado Delta. El costo promedio de una lancha de excursión es de $ 60 (lanchas de una hora arrancan desde $ 40 y los catamaranes de 2 horas en $ 70)


Los deportes que pueden practicarse vinculados con el ambiente son también muy variados. El remo, actividad netamente relacionada con la historia del Tigre, estuvo por años circunscripto a socios de esos viejos clubes. Actualmente, muchos han abierto la posibilidad a invitados y no asociados en general, brindando algunas clases para entusiasmarlos en este sano pasatiempo. Se organizan también excursiones en botes, kayaks y canoas.
Para estos deportes, así como también para el esquí acuático ywakeboard, existen canchas delimitadas por Prefectura Naval Argentina para evitar accidentes. También hay nautas que organizan salidas para lanchas y cruceros de terceros, y para quienes no tienen embarcación y quieren disfrutar de una caravana de amigos.
La pesca es otro de los entretenimientos que posibilitan estas aguas. Si bien en la Primera Sección de Islas del Tigre está más limitada a causa del intenso movimiento de embarcaciones, ya en la Segunda Sección de Islas, perteneciente a San Fernando, las chances se multiplican, y así a medida que nos alejamos de tierra firme. Por su parte, el vecino Río de la Plata sigue siendo un excelente pesquero de dorados, variada, boga y, con un poco más de frío, descomunales pejerreyes.
Cualquiera sea la actividad, siempre estará acompaña por una flora que tiene como principales protagonistas al sauce, el ceibo, el aliso de río, el coronillo y el espinillo, sobre los cuales crecen epífitas como los claveles del aire y las barbas de viejo. Como palustres en las aguas del río o estancadas crecen el junco y la espadaña. Flotando en las aguas del río y de los bañados abundan las plantas acuáticas, como camalotes y  repollitos de agua. Todo un deleite para los ojos. Y una caricia para el  espíritu.


Iglesias y museos
  • San Fernando: Parroquia El Salvador, Paraná Miní y Chaná. Centro Cultural Isleño Rojas, Arroyo Felicaria.
  • Tigre: Museo D. Sarmiento, río Sarmiento y A. Reyes, 4728-0570. Museo H. Conti, A. Gambado, 15-6848-3668. Casa y cabaña Don Marcos Sastre, A. Gelvez y Espera, 15-3167- 6120. Museo de Arte Tigre, P. Victorica 972, 4512-4528.

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