Castillo de Mandl
El imponente Castillo de Mandl se encuentra rodeado, no sólo por un magnífico paisaje, sino también por una particular historia, llena de leyendas.
Su origen se debe a un médico rosarino, Bartolomé Vasallo, quien lo mandó a construir como residencia veraniega. En ese entonces, su estructura ostentaba torres y almenas, y era conocido como “el fuerte”. Una década más tarde, pasaría a pertenecer al aristócrata austríaco Fritz Mandl, quien había desembarcado en la Argentina buscando refugio de la peligrosa Europa. Dueño de un espíritu de vanguardia, Mandl llevo a cabo una remodelación plena de modernismo para la epoca . Sus interiores tienen, el inconfundible sello del diseñador francés Jean Michel Frank, cultor del minimalismo en el siglo XX , de Diego Giacometti y mobiliario de la prestigiosa Casa Comte. Así, fueron eliminados los elementos que lo caracterizaban como una fortaleza más que como una residencia, y se logró un estilo muy particular y de avanzada para los años ’40. A partir de entonces lo visitaron numerosas personalidades europeas: nobles, políticos y militares pasaron temporadas allí mientras su dueño permaneció en el país. Luego de su muerte en Viena durante 1977, el Castillo permaneció cerrado durante largos periodos, hasta que comenzó su restauración. Esta labor tuvo como objetivo devolverle a cada uno de sus ambientes el esplendor de aquellos años, cuidando todos los detalles. Desde diciembre de 2006, se ha transformado en una residencia que ofrece a sus huéspedes participar del encanto del lugar a través de su espléndida arquitectura, y de la calidez de sus ambientes.
Su origen se debe a un médico rosarino, Bartolomé Vasallo, quien lo mandó a construir como residencia veraniega. En ese entonces, su estructura ostentaba torres y almenas, y era conocido como “el fuerte”. Una década más tarde, pasaría a pertenecer al aristócrata austríaco Fritz Mandl, quien había desembarcado en la Argentina buscando refugio de la peligrosa Europa. Dueño de un espíritu de vanguardia, Mandl llevo a cabo una remodelación plena de modernismo para la epoca . Sus interiores tienen, el inconfundible sello del diseñador francés Jean Michel Frank, cultor del minimalismo en el siglo XX , de Diego Giacometti y mobiliario de la prestigiosa Casa Comte. Así, fueron eliminados los elementos que lo caracterizaban como una fortaleza más que como una residencia, y se logró un estilo muy particular y de avanzada para los años ’40. A partir de entonces lo visitaron numerosas personalidades europeas: nobles, políticos y militares pasaron temporadas allí mientras su dueño permaneció en el país. Luego de su muerte en Viena durante 1977, el Castillo permaneció cerrado durante largos periodos, hasta que comenzó su restauración. Esta labor tuvo como objetivo devolverle a cada uno de sus ambientes el esplendor de aquellos años, cuidando todos los detalles. Desde diciembre de 2006, se ha transformado en una residencia que ofrece a sus huéspedes participar del encanto del lugar a través de su espléndida arquitectura, y de la calidez de sus ambientes.
Comentarios
Publicar un comentario