Descanso y placer en tierras termales de Mendoza

La tierra de los vinos ofrece también seis alternativas diferentes para disfrutar de los beneficios que aportan las aguas mineralizadas. Con encanto propio, sobresalen los complejos de Cacheuta, Los Molles y El Challao. La propuesta combina descanso y aventura.


Más de 40 centros termales se ubican en el amplio territorio argentino. Reconocidos internacionalmente, no sólo por las propiedades de sus aguas, sino también por la infraestructura de excelencia que los complementa, estos centros se sitúan en bellos escenarios naturales de norte a sur del país.
La provincia de Mendoza cuenta con seis áreas de características diferentes que ofrecen al viajero los beneficios de aguas sulfurosas únicas en el mundo, cargadas de minerales por los procesos biológicos y geológicos que tienen lugar en esta zona Cordillerana.
Uno de los centros termales más destacados de esta zona es Cacheuta, ubicado sobre la ruta provincial 82, en el departamento de Luján de Cuyo y muy cerca de Potrerillos. Distante apenas 38 kilómetros de la ciudad Capital, el establecimiento permanece abierto durante todo el año, entre las 10 y las 18.30.
Con los picos nevados de la Cordillera de los Andes como telón de fondo, Cacheuta ofrece un Parque de Agua Termal y Aventura. Un área natural en el que fueron construidas diferentes piscinas con aguas hipertermales, que oscilan de 35°C a 50°C de acuerdo a los manantiales.
La particularidad de este complejo mendocino es que sus aguas provienen de deshielo, se infiltran a grandes profundidades, elevan su temperatura y chocan con la roca granítica de Cacheuta para volver a la superficie. La absorción de todos los minerales en este proceso, le genera características únicas en el país.
A los tratamientos de descanso, su suman actividades guiadas de trecking, rapel, una tirolesa que cruza el río Mendoza -el cual rodea todo el complejo y finaliza en una cascada-, cabalgatas, bicicletas y rafting.
Los atractivos turísticos en la región norte de Mendoza invitan al viajero a un paseo por la ciudad capital y el Parque General San Martín; los Caminos del Vino, a tan sólo 20 kilómetros, con un recorrido por las bodegas más importantes de la provincia; el cerro Aconcagua; el Dique Potrerillos; Uspallata; los centros de esquí Vallecitos y Penitentes; y, el famoso Puente del Inca.
Camino a Valle Hermoso
Inmerso en un valle y situado a 50 kilómetros del casco urbano de la localidad mendocina de Malargüe, se encuentra el Complejo Termal Los Molles. Se trata de otro de los preferidos por el turismo que busca una propuesta de relax y descanso, en funcionamiento los 365 días del año.
Con aguas de elevada concentración salina, el centro termal alberga piletas sulfurosas y ferrosas, cada una con propiedades terapéuticas diferentes, a temperaturas que van de 38°C a 48°C. Aparte, se ofrecen fangos aconsejables de aplicar en zonas del cuerpo con inflamación. Para acceder al lugar, se transita por la ruta nacional 40 hasta la intersección con la RP 222, que bordea el río Salado a través de un camino de montaña, en dirección a Valle Hermoso y Las Leñas.
Alternativas a cielo abierto
El departamento de Malargüe cuenta además con otros espacios termales. Al noroeste del casco urbano, están las Termas del Azufre con baños a cielo abierto que solamente pueden tomarse en temporada estival por estar al pie de la Cordillera de los Andes. El sitio ofrece áreas de acampe y cabalgatas.
El otro complejo, ubicado a 135 kilómetros al oeste de la ciudad de Malargüe, lo constituyen las Termas de Cajón Grande, con cinco piscinas descubiertas. El sitio se ubica en el camino que conecta a la Argentina con el vecino país de Chile, a través del Paso Internacional El Pehuenche.
Dentro del predio, el visitante encuentra un hotel y un restaurante con menú internacional y propuestas saludables. Algunas especialidades que se degustan son empanadas, asados, locros, humitas, matambres y carnes a la masa. También se ofrecen regionales como ajíes, dulces caseros y vinos.
A minutos de la capital
En el departamento de Las Heras, a escasos siete minutos de la capital provincial, están las Termas de Challao. Un complejo situado a 850 metros sobre el nivel del mar, beneficiado por la presencia de un particular clima templado y seco que permite su apertura durante todo el año.
En el predio, funciona un spa con aguas termales de características sódicas, cloruradas, cálcicas y magnésicas. Además, para el hospedaje el turista encuentra una hostería con 44 plazas y una posada para 30 personas. Ambas poseen infraestructura gastronómica, piscina no termal, solarium y áreas para eventos.
Las termas del misterio
Junto al río Atuel, a unos 2.180 metros de altura sobre la RP 220, hay un abandonado complejo termal que supo ser en las décadas del ’30 y el ’40 un suntuoso alojamiento de alta gama. Se trata de las ruinas del Hotel Termas El Sosneado, inactivo por razones que muy pocos conocen.
Ubicado en la zona sur de la cordillera mendocina, el manantial de aguas termales es de origen volcánico y en temporada estival recibe turistas que aprovechan sus propiedades curativas. Los restos de la antigua hostería, funcionan incluso como campamento base para andinistas y excursiones de caza y pesca.
Desde las ruinas del hotel se accede a la Laguna El Sosneado, ideal para la práctica de buceo; la Cueva del Indio; y el Glaciar de Las Lágrimas, donde cayó en plena Cordillera el avión que transportaba a rugbiers uruguayos en 1972. Una tragedia de la que hubo sobrevivientes, cuya historia dio lugar a la película Viven.
¿Para qué sirven? Las aguas termales pueden ser de origen volcánico, magmático o telúrico. Y las sales que se absorben en los baños ayudan a tratar dolencias en la piel, huesos, sistema digestivo, respiratorio, locomotor o circulatorio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la terapia hidrotermal como parte de la medicina moderna complementaria. Además, se recomiendan para tratamientos de belleza y relajación.

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