¿No conocés Bruselas? Del arte a la cerveza, 10 paseos imperdibles
Un circuito entre museos, parques y arquitectura por las calles de la capital de Bélgica, donde en este momento se juega una de las semifinales de la Copa Davis entre el equipo local y la Argentina.
1. Museo Magritte. El Museo Magritte, abierto desde 2009, es uno de los más nuevos de Bruselas. En el viejo y neoclásico hotel Altenloh, es un punto ineludible para los amantes del surrealismo. El museo es una obra del arquitecto Winston Spriet, que eligió un diseño que ilumina solamente las obras, y deja casi a oscuras el resto de los espacios. Desde el último piso, en el ascensor, se ven “pasar” algunas de las obras más representativas de Magritte. La colección del museo está integrada por óleos, dibujos, esculturas y objetos pintados, pero también carteles publicitarios, partituras, fotos y películas realizadas por Magritte.
1. Museo Magritte. El Museo Magritte, abierto desde 2009, es uno de los más nuevos de Bruselas. En el viejo y neoclásico hotel Altenloh, es un punto ineludible para los amantes del surrealismo. El museo es una obra del arquitecto Winston Spriet, que eligió un diseño que ilumina solamente las obras, y deja casi a oscuras el resto de los espacios. Desde el último piso, en el ascensor, se ven “pasar” algunas de las obras más representativas de Magritte. La colección del museo está integrada por óleos, dibujos, esculturas y objetos pintados, pero también carteles publicitarios, partituras, fotos y películas realizadas por Magritte.
2. Galerías Reales de Saint Hubert. Las Galerías Reales de Saint Hubert, de las que se dice que fueron el primer centro comercial de Europa, fueron construidas por el arquitecto Cluysenaer en 1847 y, en el pasado reciente, se las conocía como el “paraguas de Bruselas”. Están divididas en tres tramos: la Galería de la Reina, la Galería del Rey y la Galería de los Príncipes y albergan algunas de las mejores librerías, tiendas y cafés de la ciudad. Es un placer recorrer estas galerías, que pese a ser cerradas, parecen estar llenas de aire y luz, en buena medida gracias a los techos vidriados. Para los fanáticos, hay negocios especializados en sombreros, paraguas, guantes y antigüedades.
3. Manneken-Pis. Es una estatua diminuta y, a pesar de su tamaño, sigue generando rechazos y adhesiones. El Manneken-Pis, un niño pequeño que orina en una fuente, es uno de los personajes de Bruselas y uno de sus símbolos. A veces está desnudo, pero la escultura -que ningún turista deja de ver- tiene más de 600 trajes, que se exponen en la Casa del Rey. Aunque la actual es una réplica, la estatua es de 1619. Y, claro, alrededor de semejante personaje hay cientos de leyendas. Una de ellas dice que salvo al Ayuntamiento de un incendio, con el primer recurso que se le ocurrió...
4. Grand Place. El escritor Victor Hugo la definió como la “plaza más hermosa del mundo”. La histórica plaza principal de Bruselas está llena de colorido, en buena parte por el mercado de flores que se arma todos los días. Pero no es sólo linda; es elegante, rodeada de las casas de los gremios que se dedicaban al comercio, en estilos renacentista y flamenco del siglo XVII. Como es el centro de la ciudad, se pobló también de cafés y restaurantes para tomarse un respiro y ver cómo brillan las filigranas doradas que decoran los edificios que en la gran mayoría no son museos y se pueden visitar. Sobre el empedrado, se levanta el más que decorado Ayuntamiento, del siglo XV.
5. Atomium. Inaugurado para la Exposición Universal de 1958, es otro de los símbolos de Bruselas: un monumento de nueve esferas gigantescas de metal, unidas por barras que que simulan ser tubos y representa la estructura atómica del hierro. La esfera superior tiene una plataforma de observación que regala una panorámica de la ciudad. En el interior, funciona una exposición sobre genética humana. Y hay más: una escalera de colores y un ascensor de cristal. Las formas contemporáneas y la iluminación nocturna, a las que se suman sus más de 100 metros de altura hicieron del Atomium Bruselas uno de los grandes atractivos.
6. Art Nouveau. A Bruselas se la conoce como la capital de este estilo de principios del siglo XX. Algunos edificios fueron destruidos, pero queda mucho por ver. La Casa Cauchie, por ejemplo, frente al Parque del Cincuentenario, es una obra de 1905 del arquitecto, pintor y decorador Paul Cauchie. Y es también un homenaje al arte, expresado en la decoración y los esgrafiados (dibujos grabados) de la fachada. Uno de los arquitectos más importantes del Art Nouveau fue Victor Horta, de quien se puede visitar la casa-museo. Algunos de los sitios indispensables para ver el estilo en Bruselas son el Almacén Waucquez (donde está el Museo del Cómic Belga), la casa Tassel y la mansión Solvay.
7. Centro de Arte Contemporáneo de Bruselas. El edificio Wiels alberga el Centro de Arte Contemporáneo de Bruselas. En un edificio modernista del arquitecto Adrien Blomme, una propuesta para admirar el arte contemporáneo de una forma dinámica, a través de distintas actividades. Tiene una superficie de 1800 metros cuadrados, con tres niveles de galerías, en las que se presentan exposiciones anuales de gran nivel, tanto como los conciertos, conferencias o festivales de cine.
8. Parque del Cincuentenario. El Parc du Cinquantenaire, en francés, o Jubelpark en neerlandés ocupa más de treinta hectáreas en el Barrio Europeo. El nombre está vinculado al rey Leopoldo II y se construyó para albergar la Exposición Mundial de 1880. El telón de fondo del parque es el palacio, integrado por dos arcadas semicirculares que terminan en el Arco del Triunfo, inspirado en el de París. Es un parque limpio, muy verde y agradable, que la gente de Bruselas utiliza mucho, especialmente los días de sol. Hay puestos de comida al paso -es un buen lugar para almorzar comida típica, como los mejillones con papas fritas- y varios museos, como el dedicado al automóvil (Autoworld), uno de los más completos del mundo, y otros, dedicados a la historia militar y al Cincuenternario. Este parque y otros dos enmarcan el Barrio Europeo, con varias sedes políticas de la Comunidad Europea.
9. Cervecería Delirium Tremens. Muy cerca de las Galerías Saint Hubert está la versión femenina del Manneken-pis, la Jeanneke-Pis. Enfrente, una de las mejores y más completas cervecerías de Bruselas, ideal para probar alguna de las muchísimas variedades, algunos hablan de cientos, que pueblan la carta. Un lugar muy original, en el que las cervezas tienen precios amables (desde unos 3,50 euros) y las sirven en vasos de tamaño normal hasta copones de varios litros. Por la noche parece concentrar toda la vida de Bruselas. Delirium está en una especie de callejón típico del centro y la decoración -es un lugar de tres pisos, con distintos ambientes en cada uno- es otra de las cosas para ver, con paraguas que cuelgan del techo y una barra gigantesca, llena de máquina que “tiran” la cerveza.
10. Museos Reales de Bellas Artes. Agrupados bajo el nombre de Museos Reales de Bellas Artes, se trata de cuatro centros de arte: Museo de Arte Antiguo, el de Arte Moderno, el Museo Constantin Meunier y el Antoine Wiertz. Estos dos últimos están dedicados a los dos artistas belgas, son más pequeños y están en otros puntos de la ciudad. En el de Arte Antiguo, hay obras de Brueghel (el Viejo y el Joven) y una muy buena colección de pintura flamenca, además de una sala dedicada a Rubens. El Museo de Arte Moderno, es para ver más obras de Magritte y de otros maestros belgas del surrealismo y de Salvador Dalí. En total, la colección de los Museos Reales de Bellas Artes es de más de 20 mil dibujos, pinturas y esculturas, desde comienzos del siglo XV hasta el presente.
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