Croacia: Una ciudad con aires medievales

Una experiencia poco común, dicen quienes la ven por primera vez. Es que Zagreb, la capital de Croacia, conserva en sus calles y edificios muchas huellas del pasado multicultural del país. Recostada sobre el río Sava y las alturas de la sierra Medvednica, esta ciudad fue siempre el eje cultural, político y económico de Croacia por su privilegiada ubicación geográfica, entre el mar Adriático y las llanuras de la región de Eslavonia que llevan hacia Viena, el corazón del imperio Austro Húngaro, extinguido en 1918.



Croacia fue dominada durante siglos por aquel imperio y esto se nota en el uso de los idiomas, la gastronomía y la arquitectura. Además del croata, la población habla húngaro y alemán en Zagreb, que en tiempos del dominio austrohúngaro se llamaba Agram. El italiano se habla en la costa del mar Adriático por la fuerte influencia de Venecia desde la época medieval, cuando controlaba la ciudad de Ragusa, que es la actual Dubrovnik.
Por aquella influencia centroeuropea, el casco antiguo de Zagreb recuerda a Viena, Praga y Budapest. Todo parece diseñado para disfrutar de sus cafés, galerías de arte, museos e iglesias. De hecho, la ciudad se enorgullece de su movida cultural –tiene 20 teatros, 24 museos y 65 galerías de arte– que incluye desde desfiles de modas a festivales de cine.
Los años en que Croacia formó parte de la antigua Yugoslavia socialista –desde la época del mariscal Tito hasta la disolución en 1990– también dejaron su marca, evidente en la arquitectura racionalista de los barrios que se extienden más allá del río Sava y la estación ferroviaria. Zagreb es la capital desde 1991, cuando se proclamó la independencia.
El Museo de Arte Contemporáneo inaugurado en 2009 en “Novi Zagreb” –un suburbio de la época de Tito– atrae multitudes por su colección y por los shows de arte digital sobre la fachada. Una curiosidad lingüística que atrapa a los turistas es la “kravata” (“corbata”), palabra croata referida a los orígenes de este accesorio masculino, nacido aquí en el siglo XVII. Otro recuerdo turístico es el bolígrafo diseñado en 1907 por Eduard Penkala, un pionero en el tema. Y claro, una foto de Sylva Koscina, la bella actriz que nació en Zagreb y fue estrella del cine italiano en la década de 1960.
La ciudad nació en tiempos medievales a partir de dos pequeños centros urbanos ubicados sobre los cerros Kaptol y Gradec, que al unirse formaron lo que hoy se conoce como “Gornji Grad” (“Barrio Alto”). Un antiguo funicular conecta el barrio alto con “Donji Grad” (“Barrio Bajo”).
Estos dos barrios son actualmente el corazón de la ciudad, aquí están los restaurantes, bares y sitios más frecuentados por los turistas. Hoy, Zagreb tiene un millón de habitantes, casi tantos como los turistas que anualmente llegan aquí especialmente desde Alemania, Italia y Austria.
Paseo por el Barrio Alto
En Kaptol vivían los sacerdotes y allí se hizo la Catedral, junto a una plaza rodeada de edificios barrocos del siglo XVII. En Gradec vivían los mercaderes y campesinos ricos. Durante siglos hubo combates entre Kaptol y Gradec, que ahora –con caballeros y armaduras medievales– se representan para el turismo en la plaza San Marcos, entre abril y septiembre. Ambos pueblos se unieron en 1851 para formar Zagreb alrededor de la plaza Ban Jelacic, un lugar de encuentro popular.
La puerta de piedra del casco antiguo en Gradec es ahora un santuario donde muchos dejan velas y piden que se cumplan sus deseos porque –según la leyenda– un incendio en 1731 destruyó toda la puerta, salvo la pintura de la Virgen con el niño Jesús. La eterna lucha entre San Jorge y el dragón es el tema de una escultura muy fotografiada, ubicada en la plaza dedicada al mariscal Tito, cerca del edificio del Teatro Nacional de Croacia.
En el barrio bajo, el paseo Strossmayer es un gran escenario abierto a los músicos y pintores callejeros, sitio predilecto de los jóvenes para encontrarse y tomar una cerveza. Lo más pintoresco del barrio es el mercado Dolac, frecuentado desde la década de 1930 por los campesinos. En sus puestos se consiguen artesanías típicas –desde pintura naif hasta trabajos en madera– además de verduras, miel, leche, flores o pescados. Es un buen lugar para probar sardinas o truchas al plato.
Pero hay más para ver, ya que Zagreb abunda en parques y jardines públicos. Por caso, la “herradura de Lenuci”, un eje urbano que une los parques céntricos, más allá del parque Maksimir y el zoológico local. Es fácil moverse en la red de tranvías y ómnibus, usan el mismo sistema de venta de tickets. Eso sí, la moneda de Croacia es el Kuna (HRK), un dólar se cotiza a 5,6 Kunas.
A diez minutos de ómnibus desde la catedral está el cementerio Mirogoj –uno de los más hermosos de Europa– con esculturas y bóvedas diseñadas en el siglo XIX para guardar los restos de la aristocracia croata. Hay una buena vista panorámica de Zagreb desde Medvedgrad, la antigua fortaleza ubicada en la sierra Medvednica, a mil metros de altura. El lugar está rodeado de senderos para hacer trekking y en la cima de la montaña no faltan bares, cafés y restaurantes. En el verano, muchos son los que toman el tranvía en Zagreb hasta el lago Jarun –ubicado en las afueras–para improvisar un día de picnic o hacer deportes. Allí, como en todo Zagreb, abundan las buenas ondas y la música.

MINIGUIA
COMO LLEGAR. Lufthansa vuela de Buenos Aires a Zagreb con escala en Frankfurt por US$ 2.386 con impuestos.

DONDE ALOJARSE. La noche en habitación doble en el hotel Palace cuesta US$ 100. En el Sheraton Zagreb, US$ 110. En el hotel Central, US$ 90. En el  Stella, US$ 105. En el International, US$ 140   y en el Best Western US$ 130.

INFORMACION
 www.zagreb-touristinfo.hr
 www.tzzz.hr
 www.croatia.hr

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