De todo para disfrutar a bordo

Se desliza a unas sesenta millas náuticas de la costa. No se oye el estertor de los motores, pero desde la cubierta, tras la popa, se observa la estela que va dejando al avanzar. Dentro del robusto buque, el movimiento es casi imperceptible. La navegación en el buqueFascinosa, el crucero más nuevo de Costa Cruceros que desde este verano recala alternativamente en los puertos de Buenos Aires y Río de Janeiro, es plácida y serena, y la vida a bordo, de la mano de una tripulación cosmopolita bien dispuesta y simpática –sin excepciones–, depara una experiencia magnífica, como para satisfacer todos los sentidos.



Se trata de la última nave que incorporó la compañía italiana a su flota y que, a siete meses de su inauguración (en mayo, en Venecia), comenzó a operar desde el puerto de Buenos Aires. Realiza cruceros de ocho noches a Brasil y a mediados de marzo iniciará el viaje transatlántico que lo llevará de regreso a Europa. Los navíos hermanos, Costa Fortuna y Costa Serena, también durante esta temporada hacen puerto en Punta del Este, Angra dos Reis, Ilhabela, Porto Belo y Santos.
Precisamente, en su viaje inaugural zarpamos desde Santos, en el litoral paulista, una tarde húmeda y nubosa. Sin tiempo ni clima para la playa, en un rápido recorrido por la ciudad que tiene el puerto más grande en aguas del Atlántico se observan los edificios “tortos”, inclinados hasta dos metros de diferencia en relación a su base. No fueron así pensados, se trata de errores de proyección: fueron erigidos sobre terreno arcilloso, pero ahora se convirtieron en una curiosa atracción turística. Sorprende verlos. En algunos casos están casi apoyados entre torres vecinas. Lo difícil, nos cuenta nuestra locuaz guía, Flora, es habitar sobre el plano inclinado que son sus departamentos.
Al llegar al puerto se ven las moles entre los galpones y grúas del muelle. Son 114 toneladas impecables. A la hora del check in, uno recibe la tarjeta Costa, imprescindible, que es a la vez llave y dinero –en ellas cargaremos todos los gastos– y un plano desplegable de la embarcación, para comenzar a orientarnos, piso por piso. Es que el crucero en verdad impresiona: tiene casi trecientos metros de eslora, equivalente al largo de tres calles, y catorce puentes, o pisos, en los que se distribuyen bares, restaurantes, piscinas, las múltiples opciones de entretenimiento y más de 1.500 habitaciones para los pasajeros. Este hotel flotante puede albergar a 3.800 huéspedes.
Primeros pasos
Con la caída del sol, el barco comienza a deslizarse. En este minicrucero primero navegamos hacia el norte, hacia la Bahía de Guanabara.
Río de Janeiro, esculpida entre el mar y la floresta, es fascinante, y llegar con las primeras luces del día para ver cómo comienza a delinearse su inconfundible línea de morros es uno de los imperdibles del periplo. En el Pier Maua, desde el balcón de la cabina, a babor o estribor, las vistas serán el puente que une Río con Niteroi, de tráfico intenso en sus catorce kilómetros o los edificios del bullicioso centro con el fondo del Corcovado, el morro del Cristo Redentor. No mucho, pero la escala en la cidade maravilhosa deja algo de tiempo para tomar alguna excursión (en su amplio abanico de opciones, Costa las ofrece en cada puerto) o bien elegir alguna playa para sofocar los 35 grados que con sol pleno abrasan, y aún no es el mediodía.
Pronto hay que regresar al barco, sin lamentos, pues viene lo mejor. Hay que ser puntuales en el regreso: el barco no espera. Tarjeta Costa en mano, antes de las cinco hay que abordar. Enseguida, los pasajeros ocupan sus espacios en la cubierta del crucero: nadie quiere perderse el momento en que el navío va dejando atrás el aterro de Flamengo, la bahía de Botafogo y la piedra del Pão de Açúcar, al tiempo que el sol, como con las primeras luces del día, los va tiñendo de un tono dorado.
Es tiempo de navegación y relax. Esta mega nave cuenta con el exclusivo Samsara, catalogado como el mayor spa de mar. Todos los pasajeros pueden acceder a su circuito termal o a sus múltiples tratamientos, y quien lo desee puede viajar en él: cuenta con más de cien cabinas, una docena de suites con balcón y un restaurante con un menú diseñado especialmente. La prioridad es el confort del pasajero.
La idea, dicen los responsables de Costa Cruceros, es que a bordo del Fascinosa el huésped “viva una premiere exclusiva”. La frase remite a la cuidada decoración del buque inspirada en algunos hitos del cine y la ópera. Abundan imágenes en blanco y negro en las galerías, además de láminas en tonos pastel en los pasillos. Los interiores los diseñó el arquitecto Joseph Farcus y, según explican, “sitúan al huésped en el centro de la escena”.
Para convertirse en protagonista, entonces, nada mejor que extraviarse en los variados espacios de diversión diseñados para todas las edades: el cine 4D, los simuladores de golf y de Fórmula 1, el teatro de tres pisos y las piscinas (hay cuatro, la central con techo corredizo de cristal) y los jacuzzis. O el tobogán de agua panorámico, en el piso más alto del buque y la cancha polideportiva. El gimnasio, además, tiene máquinas de última generación.
Agenda completa
Bares, para elegir: hay trece, cada uno con su estilo y ambientación. Los restaurantes son cinco, entre ellos el Club Fascinosa, que ofrece especialidades de la alta cocina italiana. Hay casino y discoteca. Tan vasta es la agenda que es bueno consultar el “Today”, el programa diario con información en detalle de las actividades y horarios. Cada vez que encienda la TV en su camarote podrá consultar las opciones. Es interactiva, y a través de la pantalla puede recibir invitaciones a cócteles, promociones y datos útiles del itinerario.
No falta nada y, aun con todo, nada sería igual sin el esmero de la tripulación. Hay 1.100 tripulantes a bordo, de más de sesenta países. En el sector en que se desempeñen, son siempre idóneos y cordiales, están sobre el detalle. Un ejemplo: usted puede salir en la mañana a tomar el desayuno y, al regresar a su habitación –todas elegantes y confortables–, la encontrará lista, con toallas nuevas. Como en cualquier buen hotel, sólo que aquí esto puede pasar varias veces en un día.
El Costa Fascinosa está a la vanguardia en cuanto a la seguridad y el cuidado del medio ambiente. Se han aplicado medidas para ahorrar energía y combustible, cuenta con un sistema llamado “planchado en frío”, mediante el cual el buque, en el momento de permanecer atracado, recibe corriente eléctrica de la costa y no requiere encender sus motores, con el objetivo de reducir las emisiones de CO2. Además, todos los residuos generados a bordo son clasificados y, aseguran, no son vertidos al mar. Cuenta, como los demás buques de la flota, con la certificación “Green Star”, lo que significa que opera con altos niveles de protección del medio ambiente.
El arribo al puerto de Buenos Aires es lento y sereno, a través de ajustados canales delimitados en el inmenso Río de la Plata.
Ya en el momento de descender, uno sabe que querrá repetir la experiencia.

MINIGUIA
CUANTO CUESTA. La salida del 12/2 desde Buenos Aires (titulada “Súper playas III”), a bordo del buque Costa Serena, cuesta desde 8.300 pesos. Son nueve noches, pasando por los siguientes puertos: en Brasil, Angra dos Reis, Buzios, Río de Janeiro e Ilhabela. Luego Punta del Este (Uruguay) y retorno a Buenos Aires. 
A bordo del Costa Fascinosa hay una propuesta con salida el 23/2 titulada “Río VI”. La tarifa arranca en los 7.062 pesos y son, en total, ocho noches, parando en estos puertos: Punta del Este (Uruguay), Porto Belo, Santos, Río de Janeiro (en Brasil) y vuelta a Buenos Aires.

INFORMACION
Costa Cruceros: 4590-7777; informes@ar.costa.it; www.costacruceros.com

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