Los carnavales


Curiosidades de esta celebración popular, desde el clásico de Río de Janeiro hasta los festejos En Nueva Orleans, Praga, Venecia y Basilea.


Son las fiestas populares más convocantes y difundidas en todo el mundo. Los carnavales nacieron en tiempos remotos, al menos hace 8.000 años. Desde entonces, los diferentes credos y tradiciones religiosas terminaron por asimilar o adaptar esta festividad que históricamente se caracterizó por incurrir en algunos excesos. El Viajero Ilustrado cree que todos los carnavales se parecen en algo, pero también sabe que se diferencian. Es por esto que quien conoce el carnaval de Río de Janeiro, en Brasil, puede sorprenderse ante el carnaval que se lleva adelante en Venecia, Italia, o al presenciar el singular festejo del “Mardi Gras” de la ciudad de Nueva Orleans, en Estados Unidos.
Y sin dudas, no son los únicos carnavales del mundo. En la Isla Cristina, ubicada en la provincia de Huelva, existe uno de los carnavales más antiguos de España. Durante 21 días, toda la población de esta ciudad andaluza participa, desde 1866, de una celebración que se divide en dos etapas: la semana de “Teatro” y la semana de “Calle”. La primera se despliega en una serie de murgas, comparsas y recitales que se hacen en distintos teatros. Luego, por las noches, se da paso a la semana de Calle, donde la algarabía –hay que decirlo– roza cierto nivel de desenfreno. La celebración termina con el “entierro de la sardina”, un ritual parecido al del Carnaval de Murcia. Se trata de la quema de una figura simbólica que representa todo aquello que conviene olvidar.
Muy diferente, por cierto, es el Carnaval de las Culturas que se celebra en Berlín, Alemania. Esta es una fiesta muy reciente, iniciada hace poco menos de veinte años, que cuenta con gran participación de latinos, africanos y asiáticos. Uno de los objetivos de la festividad es reafirmar la tolerancia y la convivencia.
A su vez, el Carnaval de Basilea, en Suiza, tiene una particularidad muy conmovedora, porque durante tres días –“los tres días más lindos del año”, según sus habitantes– las luces del centro urbano se apagan para disfrutar de un desfile donde las máscaras están iluminadas.
Más vital y con mucha más adrenalina se vive el Carnaval de Zamora, en España, popularizado como “Carnaval del Toro”. Su particularidad está en la unión de dos tradiciones: las máscaras y los toros, ya que los coloridos desfiles se alternan con las típicas sueltas y corridas de estos animales.
Por su parte, el Carnaval Busojaras, que se celebra en marzo en Mohács, Hungría, es una fiesta muy simpática, donde aparecen cientos de participantes disfrazados de animales o seres extraordinarios, con la condición de asustar al público. Las comparsas evocan la expulsión de los ocupantes turcos en el siglo XVII, que vencieron militarmente a la ciudad pero huyeron asustados por los supuestos “demonios”, quienes en realidad eran personas del pueblo disfrazadas de monstruos.
En Canadá, el “Carnaval de Invierno”, que se hace en la ciudad de Québec, atrae multitudes cautivadas por sus inmensas esculturas de hielo. Se construye, además, un enorme castillo donde vive el llamado “rey de las vacaciones”, un muñeco de nieve, el gigante Bonhomme . Entre las actividades más destacadas están las carreras de canoas que surcan aguas heladas.
También singularmente prolijo es el Carnaval de Praga, que propone un reencuentro con los trajes de época y demás elementos de la estética barroca. Lo llaman “Bohemian Carnevale” (en referencia a la región de Bohemia, donde se enclava la capital de República Checa), y cada año tiene una propuesta diferente, siempre refinada.
En contraposición, El Viajero disfruta visitar el popular carnaval de Trinidad y Tobago. Según sus organizadores, está catalogado como “el mayor espectáculo sobre la tierra”. Y sin dudas se trata de un espectáculo deslumbrante, que ostenta los colores y ritmos particulares de las culturas del Caribe. La fiesta comienza en las calles a principios de enero y culmina en los dos días centrales: el 11 y 12 de febrero. El calipso y la soca, dos ritmos musicales característicos de la región, acompañan a las cohortes de disfrazados, irreverentes y llenas de sensualidad.
Si bien, en general, las fiestas de carnaval se han “disciplinado” bastante para atraer a más turistas, El Viajero Ilustrado cree que, sobre todo en los carnavales del Hemisferio Sur, se respira un clima de mucha sensualidad.
Algo de este espíritu perdura, cree El Viajero, en las palabras de aquel antiguo dicho español: “En carnaval todo pasa, hasta los novios a las casas”.

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